Luego de que las autoridades hallaran, el pasado 22 de mayo, los restos de Wilmary Carolina Guerra Montilla en una finca del municipio de Manatí (Atlántico), continúa la búsqueda del presunto feminicida, Franklin Jesús Trillos Yance oriundo de Malambo, su expareja sentimental y principal sospechoso. Según las primeras indagaciones, Trillos habría engañado a la joven venzolana para llevarla al lugar, donde presuntamente practicó un ritual que terminó en su asesinato.
Los hechos se remontan a 2023, cuando Wilmary fue reportada como desaparecida. Gracias a la insistencia de sus familiares y al trabajo constante de las autoridades, el cuerpo sin vida fue hallado el mes pasado. Las investigaciones avanzaron tras la presión ejercida por los agentes sobre Gleimer David Trillos Yance, hermano del presunto feminicida, quien habría participado en el crimen y en el supuesto ritual de 'brujería'.
La última pista: su expareja Franklin Trillos
Desde el primer día, Franklin Jesús Trillos Yance, natural de Malambo, fue señalado como el principal sospechoso. Testimonios recogidos durante la investigación denuncian que Wilmary había recibido un audio amenazante por parte de Trillos, su expareja, en el que le advertía con tono intimidatorio tras una discusión de pareja. Según el testimonio de una amiga citado en la denuncia, el mensaje telefónico le provocó un profundo temor, aunque no alcanzaron a grabarlo.
El modus operandi y las piezas del rompecabezas
De acuerdo con fuentes judiciales consultadas, Wilmary fue atraída al predio rural bajo el pretexto de un encuentro conciliatorio, al parecer para negociar temas relativos a su relación. Una vez allí, fue asesinada. El cuerpo fue enterrado en una fosa improvisada —cubierta con capas de tierra y polvo para disimularla— y permaneció oculto hasta su desentierro, gracias a información proporcionada por un testigo clave que habría visto a Trillos en la zona cuando desapareció la víctima.
La búsqueda continúa: Trillos sigue prófugo
A pesar del macabro hallazgo, Franklin Trillos continúa prófugo. Las autoridades siguen tras su pista y solicitan información que permita dar con su paradero. El caso ha reavivado el debate en la región sobre la violencia de género y la urgente necesidad de brindar protección efectiva a las mujeres que denuncian amenazas de exparejas. Mientras tanto, la familia de Wilmary exige justicia y busca apoyo para repatriar sus restos al vecino país.
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