Tras el atentado del que fue víctima el senador Miguel Uribe Turbay, el Gobierno Nacional, a través del ministro del Interior, Armando Benedetti, y la jefa de gabinete Laura Sarabia, hizo un llamado a bajar el tono del debate político. Desde la Casa de Nariño se envió un mensaje claro sobre la necesidad de reducir la polarización y mantener el respeto, incluso en medio de las diferencias ideológicas.
El pronunciamiento se dio en medio de una creciente tensión política en el país y tras múltiples señalamientos entre sectores del oficialismo y la oposición. Benedetti afirmó que “Hay un antes y un después del atentado”, y que es momento de “reconstruir el diálogo democrático sobre la base del respeto a la vida y a la opinión del otro”. Por su parte, Laura Sarabia insistió en que el Gobierno condena con firmeza cualquier ataque contra líderes políticos, sin importar su filiación.
Este giro en el discurso del Ejecutivo ha sido interpretado por analistas como un intento por desescalar la confrontación verbal que ha dominado el escenario político en los últimos meses. La agresión contra Miguel Uribe abre un nuevo capítulo sobre la responsabilidad de todos los actores políticos frente al clima de seguridad, la libertad de expresión, el respeto por las instituciones democráticas y los partidos o movimientos políticos.
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